jueves, 27 de septiembre de 2012

SILENCIO

Hace ya muchos años cuando entrabas en un hospital o ambulatorio te encontrabas carteles con la foto de una enfermera que nos recomendaba guardar silencio. En bibliotecas, museos, iglesias, lugares públicos, siempre se nos solicitaba guardar 'un respetuoso silencio'. Y el silencio de los cementerios. En este país durante muchos años estuvimos tan acostumbrados, tan forzados, a callar que ahora a muchos los 'dedos se les antojan convidados' y les gusta volver a escuchar silencios de otros tiempos.

Nuestro dilecto líder, el señor Rajoy, ayer se vestía de Nixon congratulandose y felicitandose por la existencia de una mayoría silenciosa de ciudadanos que no participaba en las protestas callejeras. Mariano tenía la aviesa intención de hacer bueno aquello de “si no estas contra mí, estas conmigo” - ya se que he retorcido la frase pero el orden de los factores no altera el producto – o dicho más castizo arrimando el ascua del silencio a la sardina de sus intereses políticos.

Hay silencios  dramáticos, silencios musicales, silencios administrativos... Está la peli 'El silencio de los corderos' - con la pareja Hopkins / Foster -,  'The sounds of silence' - con Simon y Garfunkel - o 'La ley del silencio' con Brando y Kazan al frente.  Entre los políticos de este país es muy frecuente el silencio de ideas. Pero aprovechar el silencio de los que no salen a protestar, de los que no se manifiestan es simplemente demagogia y mucha, mucha caradura. Insisto en que aquí, en este país, a esa mayoría silenciosa sólo se la reclama un día cada cuatro años para acudir a las urnas. Y luego, a callar.

Pues no nos da la gana. Como dice Lluis Llach “sou vosaltres qui heu fet del sileci paraules”.

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